24 de abril de 2007

¿Hasta cuándo dejaremos de pensar que el cuerpo de una mujer es propiedad pública?






Cuántas veces hemos oído la historia de aquella mujer que “dio el mal paso” que “se comió la torta antes del recreo” o que “ya salió con su domingo 7”, cuántas veces la hemos señalado con el dedo acusador sin derecho a réplica no viendo que también hubo un hombre-varón que también “dio el mal paso, que se comió la torta antes del recreo y salió con su domingo 7” pero curiosamente a él se le admira por ser “bien macho”, por tener los “ésos bien plantados” o porque “así demuestra su hombría”, dejémonos de hipocresías señores y señoras panistas, papas y jerarcas de la iglesia católica, decolorados de provida, dejemos a un lado tanta vileza y asumamos que la mujer es un ser con derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Si ella, con plena conciencia o sin ella, decide interrumpir su embarazo, pues que lo haga, ¿es su cuerpo no?, tal vez no quiera procrear un hijo porque no tendrá con qué alimentarlo y darle lo mínimo indispensable, tal vez porque no es el hombre o el momento indicado o tal vez “simple y llanamente” no quiere tener un hijo y punto, sus razones son indiscutiblemente personales y ninguno de nosotros podemos intervenir en ellas, no tenemos el derecho de pedirle que rinda cuentas de lo que hace con su propio cuerpo, lo único digno que podemos hacer es apoyarla en su decisión porque ya no queremos ver mas niños en la calle que fueron abandonados por madres y padres que no tuvieron la opción de hacerse un aborto, porque ya no queremos ver sufrir a niños y niñas porque sus progenitores no estaban preparados para ser padres y madres, o porque ya son demasiadas mujeres, muchas de ellas adolescentes que mueren por practicarse abortos en la clandestinidad en condiciones insalubres y deplorables, así es señores abascales, obispos y cardenales, llamémosle por su propio nombre: ABORTO, y aunque se asusten y se den golpes en el pecho e invoquen a la santísima virgen nada cambiará que se ha aprobado en la capital de este país la ley que permite la interrupción inducida del embarazo hasta las 12 semanas a partir del momento de su gestación, ni sus santos ni sus prendidas de la vela perpetua cambiarán ni frenarán el progreso social que México y las mexicanas reclaman, la justicia que tantos años se ha negado a la mujer por eso precisamente, por ser mujer, por no querer nunca más tomar el camino que los varones han marcado desde hace demasiado tiempo, por eso digo: ya es el momento de ver hacia adelante, hacia la mujer que por equis causa se ha embarazado y ha decidido abortar y ver que nadie la señala, ni su padre, ni su hermano, ni la autoridad, nadie la culpa, y en cambio, el padre la apoya, la madre la apoya, el hombre que participó en el embarazo, la autoridad, todos la apoyan en su decisión, sea buena o mala dicha opción, es su decisión, inalienable, inquebrantable, porque ser mujer en este inicio de siglo es poder decidir sobre sí misma y sobre su propio cuerpo sin que nadie tenga mas derecho sobre lo que hace con él que ella misma
.



Orlando Tengri.
Colectivo de Hombres por el derecho a decidir.