29 de noviembre de 2009

La agresión social

Por Orlando Tengri
México, 25 de Noviembre de 2009 
A Claude Lévi-Strauss, in memoriam 

La violencia indirecta es aquella que se realiza a espaldas de la persona agredida por medio del control y manipulación de sus relaciones sociales, al hacer esto se consigue dañarla sin que ésta siquiera llegue a enterarse quien es su agresor. 

La agresión social es una forma de violencia indirecta en la cual el victimario tiene como objetivo consciente o inconsciente desprestigiar a la víctima, y se realiza por medio de la propagación de secretos y rumores para generar aversión hacia ella, dañando su reputación y autoestima pues quienes participan activa o pasivamente en este ataque social tenderán a desconfiar y recelar de la víctima debido a la difusión de información, importándoles poco verificar si ésta es cierta o falsa. 

La agresión social es mucho menos evidente que el maltrato directo físico o verbal, pero no por menos obvia es menos dañina ya que destruye algo tan importante como es la red de relaciones sociales de la víctima así como también tiende a desarticular la red conjunta existente entre agresor y agredido debido a la pérdida de confianza comunitaria. 


* Escritor, ensayista y activista social. 
Texto leído en 60 hombres, 60 minutos contra la violencia hacia las mujeres 
Comentarios: oaorlando@yahoo.fr 

4 de noviembre de 2009

¿Dónde te duele?

Un motivo de más para celebrar juntos el 20 de noviembre

Por Orlando Tengri

Para Jérôme y Wen por sus 30's


Y yo pensando que gritabas de placer
sin darme cuenta que te dolía cada vez que hendía mi candente fierro en ti



La sabiduría popular que pocas veces se equivoca y cuando lo hace en ultimadas cuentas pos tampoco se equivoca acertó muy bien en ponerle al proceso revolucionario acaecido en México como “La Bola”, y es que así se han de haber sentido los pobres huarachudos enviados a combatir a las juerzas enemigas cuando semejante bolota de facinerosos se les venía encima. Pero esto nada más cuenta como preliminares de algo mas candente.

Cuando no era mas que un chamaco mi abuela Luisa me contaba una historia que según ella iba a ayudarme a dormir sobre todo en las noches en que como típico escuincle lo único que uno quiere es seguir chacualeando como mocoso que uno es; pues bien mi dulce abuelita comenzaba con el “¿Dónde te duele?”, para luego soltar una de sus carcajadas habituales, una vez que las lágrimas de risa se le paraban seguía con su historia, “en la revolufia así era como se les preguntaba a los del ejército contrario dónde les dolía para luego luego ponerles ahí mismo el fierro asesino”, me explicaba que así se estilaba hacer sobre todo cuando al amparo de la oscuridad nocturna les caían por sorpresa a los desprevenidos durmientes de la tropa enemiga, de esta manera, sorpendidos en su sueño no tenían tiempo mas que para decir “ahí me duele, ahí merito donde me estás enterrando ese cuchillo” o lo que era mas común e irrespetuoso, dejarse morir sin decir ni pío ante el avance de la filosa arma en sus entrañas o en el cogote. Este relato de mi abuela bastó para que durante los próximos años de mi vida no pudiera conciliar el sueño y viera en cada sombra desvelada una mortal amenaza; pero ahora que lo pienso bien y que al fin he logrado dormir a sus horas, el famoso “dónde te duele” de mi infancia tiene una revelación mística ya que indica una forma muy peculiar del ser profundo del mexicano. Me explico, trayendo hasta nuestros días a la desafortunada pregunta, pues resulta que ésta denota cómo nos ayudamos entre sí los unos a los otros, expresa nuestra solidaridad, si no me creen les diré cómo, lo primero que hacemos es averiguar a dónde le duele al que queremos darle “su ayudadita”, poco importa que éste sea amigo, enemigo, cercano o lejano, para luego, una vez que nos indica el lugar preciso, le clavamos el filoso puñal que acabará con sus penas.


México, 2009. 
Reclamaciones: oaorlando@yahoo.fr