Al huir -tus besos- de la soledad, en estampida
sobre mi cuerpo liberan sus valles de antiguos deseos
desimbricando preclaras monotonías.
Migratoria ave del crepúsculo -tu tacto-, sin más brújula
que un perenne pasado, encuentra su norte en el sur oblicuo
que el olvido ha tornado en necesaria encrucijada.
Son piernas labiales -tus palabras- que en silencio
hacen de la tundra estepa
sin esperar más nada que resucitarse a cada paso.
Al hundirse en mi corazón -sus huellas-
entre comillas dejan tras de sí
citas en el libro del sacro recuerdo.
Desdibujando fronteras con caricias,
tiras de mis cabellos los alambres de púas,
licencias al centinela que cuida del muro
y con maquinaria pesada
-besos, caricias y citas a ciegas- la caída -provocas-
el triunfo libertario del cuerpo unificado.
Orlando Tengri 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario