14 de septiembre de 2009

Los celos, otras miradas

Por Orlando Tengri.

 

Schopenhauer nos dice que el dolor es, psicológicamente un hecho positivo, la fuente eterna de nuestro conocimiento útil y nada puede remplazarlo como maestro del espíritu; haciendo un silogismo: el dolor es quien enseña a nuestro espíritu, los celos producen dolor entonces los celos son enseñanza, ¿descabellado no?, ¿pero qué coño podemos aprender de tan duro sufrimiento ventral?. 

Positivizando un poco, los celos nos obligan a una dialéctica o 'poliléctica' con nosotros mismos, debido a ellos revelamos al mundo exterior nuestras insatisfacciones e inseguridades mas profundas las cuales regularmente no son captadas por nuestra consciencia. Este diálogo que se produce al interior comunica transversalmente nuestra consciencia con las otras entidades que nos habitan, el inconsciente y el subconsciente, es como una cubeta arrojada al interior del pozo de nosotros mismos. Los celos ayudan a construir una parte del nosotros y que sin ellos, no nos daríamos cuenta que existe algo de lo que no somos conscientes, ya que la insatisfacción y la inseguridad son consecuencias así como los celos lo son de éstas; aquí intervienen preguntas como ¿cuáles son las causas de esta inseguridad o de esta insatisfacción?, en caso que logremos responder estas interrogantes tendremos mas consciencia y podremos asumir a los celos como una fuerza interna poderosa que nos revela a nosotros mismos. También podemos pensar a los celos como actos subversivos que emprende nuestro interior, actos que se suman a la revolución llevada a cabo por nuestras emociones contra la dictadura de la consciencia que somete al resto de nuestro ser y cuyos instrumentos de control son entre otros la lógica, la razón y en cierta manera el pensamiento evolutivista que cree en la mejoría dada únicamente por el tiempo como si fuésemos sujetos pasivos del devenir temporal. Entonces, las emociones son quienes nos avisan de las desregulaciones internas que causan inseguridades, insuficiencias e insatisfacción de las necesidades del ser. 

Diríamos que los celos son una de las formas de trascender, de otorgarnos individualidad única, son pues una transgresión a las normas en que creemos. En sí no pienso que los celos nos hagan daño per se sino que el daño es hecho por la incorrecta satisfacción de las necesidades. Habría que decir que muchas veces las necesidades están desde un inicio mal planteadas o son falsas necesidades o caprichos lo que conduce seguramente a una catástrofe en nosotros y por ende en nuestras relaciones con los otros. También se puede pensar que los celos ayudan al desarrollo ya que nos sumergen en la incertidumbre, en el no saber y esto siempre es motor de búsqueda para obtener conocimiento, para tener certezas, por lo que afirmo, son múltiples y diversos los caminos que se nos han puesto para llegar hasta donde ahora estamos, uno de ellos son los celos como medio de superación del ser. Por último son variadas las derivaciones acépticas de los celos: celo, celada, celar, recelar que tienen que ver con la temporada de ardor, ovulación y espermatización que traen apareamiento, con la caza de la pareja por medio de la instrumentalización de trampas y con el aseguramiento preventivo y coercitivo de la presa, a quien mantenemos esposa-da.

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